El debate público sobre los cuidados, quiénes los desarrollan y en qué condiciones, entró en auge tras la pandemia del COVID-19. Esto ha llevado a múltiples desarrollos políticos y académicos en la región en términos de políticas y/o programas que reconozcan, remuneren y dignifiquen las labores de cuidado al tiempo que disminuyan en el mediano y largo plazo los impactos que han tenido sobre los cuerpos y vidas de quienes tradicionalmente por mandatos de género se han dedicado a realizarlos: las mujeres.
Si bien las acciones y debates emprendidos aportan a la toma de consciencia social sobre las dimensiones de las desigualdades y sus efectos en las vidas de las mujeres que cuidan, aún se mantienen visiones y posiciones tradicionales sobre la discapacidad. Las políticas y programas colocan a las personas con discapacidad como objetos de cuidado, los usuarios del servicio, y rara vez se abordan las formas y condiciones en que las mujeres con discapacidad han desarrollado labores de cuidado.